sábado, 1 de diciembre de 2012

LOLA

El otro día mientras comía en la terraza de una castiza taberna del barrio, se hizo el silencio y escuchamos cómo nos llegaba desde dentro del local la estremecedora voz de una de las parroquianas cantando Ay, pena, penita, pena de la gran Lola Flores. Fue un momento mágico el oir resonar esa voz potente y desgarradora, sin embargo súbitamente cesó la canción y todos nos miramos extrañados, ¿qué habría pasado? De repente todo estuvo claro, una señora de indudable porte artístico era acompañada en evidente estado de embriaguez hasta la puerta. La mujer nos miró angustiada mientras se producía lo inevitable, empezó a vomitar los manjares recién engullidos. La emoción del cante y los excesos se habían confabulado para provocar una auténtica convulsión en esta mujer y entonces pensé cuántas veces le habría ocurrido eso a la propia Lola Flores en sus famosas juergas flamencas que alegraron el triste panorama posguerril español. Cuántas veces esa mujer, excesiva, única y genial habría tenido que retirarse por razones parecidas a esa. Así que comencé a pensar en ella, en esa mujer de talento sobrenatural que parece no haber abandonado este mundo. 
Lola dijo una vez de ella misma que se sentía un poco extraterrestre, supongo que era una manera de definir su excepcionalidad de la que obviamente ella sería consciente. Lola hablaba también con gran naturalidad del más allá y llegó a decir que cuando murió Manolo Caracol, con el que había compartido una tormentosa historia de amor, sentía como tiraba de su brazo para que se reuniera con él. Yo soy bastante escéptica ante los temas sobrenaturales pero a Lola la creo a pies juntillas.
Bailaba muy bien, cantaba estupendamente pero a pesar de eso en el New York Times, la crítica de su espectáculo decía "No canta, no baila, no se la pierda" y efectivamente puedo entender la intención última de ese periodista, no es que Lola no cantara ni bailara, es que había algo tan grande en ella que trascendía absolutamente sus habilidades como cantante y bailarina.
Era una apasionada del neorrealismo italiano, (una de sus películas favoritas era Bellisima de Luchino Visconti) y soñó con haber sido una Anna Magnani española pero desgraciadamente ningún director de la época quiso o pudo desencasillarla de los vehículos folclóricos y sin duda nos perdimos una presencia magnética y llena de verdad.
En fin, Lola desde que era pequeña y te veía por la tele con mi abuela mientras ella repetía: ¡parece una reina! me has fascinado por eso ahora os dejo dos enlaces.
El primero es la inconmesurable interpretación de Lola en la película Morena clara, cantando la sublime y sadomasoquista (atentos a la letra) canción Te lo juro yo, la nota de humor surrealista la pone un perplejo Fernando Fernán Gómez, abrumado ante tanta pasión flamenca de su amada.
En el segundo una Lola ya madura, no canta, sólo baila y mira en la película de Carlos Saura, Sevillanas.

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