Celia, lo que dice
Celia Gálvez Montalbán, niña de la burguesía madrileña en lo años 30 fue mi auténtica compañera de infancia. Ella era rubia, espigada y rebelde, yo castaña, bajita y más bien obediente y sin embargo no encontraba persona real en el mundo con la que identificarme más claramente. Lo cierto es que sí teníamos algo en común, éramos las dos torpes con la costura y sobre todo unas inadaptadas al mundo que nos rodeaba y por eso necesitábamos una evasión constante, Celia en sus libros de cuentos y yo en las películas en blanco y negro que devoraba desde bien pequeña (mis favoritas eran las de Marlene Dietrich). La primera vez que leí uno de sus libros fue en la biblioteca del colegio, después no hubo cumpleaños, santo o Reyes en el que no reclamara mi libro de Celia. Más tarde he sabido de la importancia de Elena Fortún en la literatura infantil y juvenil de su época, de como fue una represaliada del franquismo por estar casada con un militar republicano pero también por ser una mujer influyente en el mundo cultural de la 2ª República. También he sabido que en sus libros de apariencia inocente, dejaba traslucir sus ideas de progreso y de solidaridad y que aunque profundamente católica, denunciaba la hipocresía y el adoctrinamiento de la Iglesia. No hay regalo que me hiciera más ilusión en el mundo que encontrar Celia en la revolución, el libro que Elena no se atrevió a publicar en su exilio argentino por temor a las represalias franquistas.
Aquí os dejo un enlace con la magnífica serie dirigida por José Luis Borau para TVE en 1993 y con la extraordinaria Cristina Cruz, la mejor Celia que pudieron encontrar. Una auténtica pena que algunos personajes secundarios estén doblados y resten naturalidad a unos guiones magníficamente escritos por Carmen Martín Gaite, que era otra fanática de Celia.
Celia
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